viernes, 12 de septiembre de 2014

El Diablo en el espejo

Estabamos todos tomando unas copas en un bar de mi ciudad. Estabamos de risas y bebiendo lo normal, cuando apareció un muchacho moreno, de unos 16 años, como nosotros. Alberto, uno de mis amigos que allí se encontraban, le saludó, puesto que eran amigos. Se sentó con nosotros y hablamos durante unas horas. Al cabo de unas, más o menos, 3 horas, el tema de conversación pasó a ser historias de miedo, puesto que ya había anochecido y nos encontrabamos ahora en un botellón en un descampado. Nos contabamos historias terroríficas y acabamos realmente asustados. Entonces Safías, el chaval gótico amigo de Pablo, dijo que conocía una forma de ver al Diablo. Le escuchamos con, la verdad, una atención de cuando te cuentan un chiste. El procedimiento que hay que seguir es el siguiente:(Textualmente)"En Nochebuena, justamente a las 12 de la noche, el Diablo hace la inspección en la Tierra, la única en el año, así que si queremos verle tiene que ser ese mismo día a esa misma hora. Vete al baño, puesto que es el lugar más propicio para realizar el evento, y cierra la puerta. Enciende 12 velas, al poder ser negras, y situate enfrente del espejo. Cuando quede poco para que sean las 12, cierra los ojos y situate, como dije antes, enfrente del espejo. Mantenlos cerrados hasta que quede solo una campanada de las doce que debe sonar. En ese segundo verás al Diablo en el espejo"Todos nos lo tomamos a broma, pero David, otro amigo con el mayor valor que he visto nunca, dijo que lo haría sin problema. Estabamos a 20 de Diciembre, así que en cuatro días lo haría, solo pedía que hubiese un testigo, y que sería en su casa. Ese testigo fui yo.24 de Diciembre, las 23:55. Todo preparado y nadie que nos moleste. Entró David solo, yo tengo mucho miedo a esas cosas. Se cerró la puerta y esperé sentado afuera. Las campanadas sonaron, y yo estaba al acecho de que algún ser estuviese espiando para darme un susto, pero no pasó nada. Suspiré, aliviado, y llamé a David. No contestó. Atemorizado, abrí la puerta de un golpe, y encontré a David en el suelo, agarrandose el corazón. Y en el aire se olía el inconfundible rastro del azufre. Llamé a la ambulancia a toda prisa y como pude, y se lo llevaron al hospital.Le diagnosticaron un infarto al corazón a causa de un sobresalto, una crisis nerviosa. Yo no pude dormir durante meses, hasta que fui tratado por un psicólogo. Cuando por fin David se recuperó, me dijo a mí sus primeras palabras:"Lo he visto . . . Tengo mucho miedo"Ahora ya he conseguido dormir, pero David no es ya el mismo. Recuperó algo de su vitalidad, pero aún se le nota muy apagado, triste. Dicen que es porque el infarto lo deja a uno mal. No fue eso: fue lo que vió en el espejo. Y estará así hasta que se muera.

LA LUZ DEL PASILLO

Esta es la historia que me contó una amiga asegurándome que era real. Para preservar su identidad, pongamos que se llamaba Raquel. Raquel tenía un novio, al que llamaremos Raúl, y un fin de semana él la invitó a la casa de campo de sus padres. Era una fecha cercana al día de los enamorados, y la idea era hacer una escapada romántica. Llegaron el viernes por la tarde a una casa aislada en la montaña, preciosa, a la que se accedía a través de un pequeño bosque. Aparcaron el coche enfrente de la casa, pues no tenía aparcamiento ni garaje, y después se dispusieron a instalarse. Abrieron las ventanas para que se aireara la casa, abrieron las puertas, conectaron la luz eléctrica y el gas para darse una ducha calentita, etc. Llegó la noche y cenaron en la planta primera de la casa, en el salón con chimenea. Raúl se había esmerado en que todo resultara perfecto; había cocinado una cena estupenda, había comprado cava... Os podéis imaginar el escenario sin problemas. Pero un grito se oyó en la casa y ambos se sobresaltaron. Se quedaron en silencio, aguardando otro ruido parecido para identificar qué demonios había sonado, pero nada se escuchó. Después del susto inicial, volvieron a relajarse y estaban ya riéndose de su reacción cuando otro alarido se oyó e inmediatamente después la luz se fue. Sin velas, ni linternas, Raúl resolvió ir hasta la cocina para ver si habían saltado los plomos, y Raquel, que es muy medrosa, de ningún modo se quería quedar sola. Llegaron a la cocina, que era donde estaba el cuadro de la luz. Curiosamente, sólo habían saltado las llaves que correspondían a la planta baja. Volvieron a subir las llaves de modo que la luz volvió, y regresaron al salón. Mi amiga Raquel aquí ya estaba bastante nerviosa. Decidieron subir a la planta alta y dormir, Raúl comenzó a bromear para quitarle hierro al asunto, comentando que si Raquel tenía tanto miedo tal vez sería mejor dormir juntitos, y ella le tomó la palabra. Se fueron a la habitación de los padres de Raúl y allí estuvieron hablando un rato hasta que se quedaron dormidos. Raquel no tenía unos sueños muy dulces y en mitad de una pesadilla se despertó, y pudo ver la luz de una vela acercándose por el pasillo. Miró al lado de la cama y Raúl estaba allí, así que se empezó a asustar de veras. Trató de despertar a su novio, que tenía el sueño muy pesado, mientras miraba por el rabillo del ojo y veía que la luz de la vela se iba acercando cada vez más a la habitación. ¿Por qué narices dejaríamos la puerta abierta?, se preguntaba Raquel. Gritó muy alto, Raúl se despertó finalmente, pero no había rastro de la luz misteriosa del pasillo. Raúl salió (aquí Raquel ya no le acompañó, prefería quedarse en el cuarto)y le juró que no había nadie, que seguramente estaba medio dormida aún y que había confundido la realidad con un sueño. Raquel estaba bastante segura de haberlo visto, pero si no había nadie en el pasillo ni en las habitaciones, ninguna ventana estaba abierta, su novio tendría razón. Así que se dejó convencer, pero tardó en dormirse. Tenía los ojos como una lechuza, Raúl se volvió a quedar dormido y ella empezaba a sucumbir al sueño cuando...Otra vez la maldita luz de la vela resplandecía desde el pasillo, esta vez Raquel estaba segura de estar despierta, y zarandeó a Raúl sin hacer ruido para que viera la extraña luz que se aproximaba cada vez más hasta el dormitorio donde estaban. Raúl esta vez sí vio la luz de la vela, y se quedó aterrorizado, pues no sabía cómo actuar. Raquel empezó a chillar muerta de miedo, la luz de la vela seguía acercándose, y ninguno de los dos se atrevía a ver quién o qué era el responsable. Raquel en ese momento, cegada por el terror, se puso la ropa y cogió las llaves del coche, salió por la ventana, se tiró desde el segundo piso de la casa de campo(sorprendentemente no se rompió la crisma) y se quedó en el coche a dormir, pues lo único que podía hacer era pensar en la velita que se veía desde su habitación acercándose al dormitorio. Desde fuera de la casa no se veía ninguna luz y ya estaba pensando que era todo fruto de su imaginación cuando amaneció. Con la luz del día a ella todo lo que había sucedido le parecía una estupidez de esas en las que uno reacciona desproporcionadamente, y se metió en la casa, gracias a una copia de las llaves que Raúl le había dejado. Mientras subía por las escaleras al segundo piso, dice que el miedo volvió a embargarla, pero que fue valiente y llegó hasta la habitación donde Raúl dormía. El estaba allí, durmiendo tranquilamente. A su lado, en la mesilla de noche, había algo que no estaba la noche anterior. Un candelabro.

EN LA OSCURIDAD

Esta historia es totalmente verídica. Ocurrió ya hace años en algún bosque en la comunidad de Galicia. Un hombre, de apenas 40 años de edad, iba con su moto por un pedregoso sendero de ese bosque cuando, por alguna extraña razón, decidió adentrarse en él. Jamás se ha podido olvidar de la decisión que tomó aquel día. Y ocurrió lo inevitable. La espesa oscuridad de la noche empezaba a caer sobre la zona y la visibilidad cada vez era menor, hasta el punto de no poder distinguir el sendero. Incapaz de recordar el camino de regreso, empezó a dar vueltas y vueltas y siempre, al final, se encontraba en el mismo lugar, no avanzaba ni retrocedía. La desesperación y el miedo se apoderaron de él, pero lo peor estaba por llegar... En la oscuridad los miedos aumentan... Para más cúmulo de malas noticias, la moto pincha su rueda trasera. Todo parecía estar perdido. La oscura noche se apoderó totalmente del bosque, y el silencio, el silencio, era aterrador. Muerto de frío, hambriento, cansado, y sobre todo aterrorizado emprendió el camino a pie. Debía llevar ya una media hora andando cuando por fin vislumbró algo no muy lejos de donde estaba, algo que le hizo recuperar la sonrisa. Una vieja casina de madera, con luz dentro parecía decirle que su desesperación se había acabado. - "Hay gente dentro"-pensó-"Me ayudarán"- Era la segunda decisión desafortunada desde que se adentró en el bosque... LLamó a la puerta, las personas que le abrieron dudo que las haya olvidado y que las olvide en lo que le queda de vida. Una pareja de ancianos, de entre 65 o 70 años le atendieron muy amablemente. Les comentó todo lo que había sucedido, y ellos le invitaron a pasar la noche allí. Él accedió agradecido. La cena no resultó del todo de su agrado...La carne tenía un gusto que el nunca había probado, y el vino tres cuartas partes de lo mismo. Dando gracias a los amables ancianos pidió que le enseñaran sus aposentos, donde pasaría la noche. El anciano le acompañó... -" Es curioso ver como nuestros temores disminuyen cuando tenemos alguien con quien compartirlos, ¿no cree? Usted parecía muy asustado cuando apareció, pero poco a poco su miedo se fue desvaneciendo...Supongo que escapar en la oscuridad debe volverle loco a uno...¿Quién sabe si el verdadero miedo se debe encotrar cuando creemos que estamos a salvo? jejeje..."- Bromeó el viejo. -Desvaríos de ancianos..."- Pensó el hombre. Ya estaba durmiendo, debían ser altas horas de la madrugada, cuando un crujido le despertó...Alguien estaba subiendo las escaleras muy despacio...demasiado despacio incluso para dos ancianos...era como si fuera sigilosamente mientras trama algo...Esa desconfianza hizo que el hombre se levantara y mirara por la mirilla de la puerta....Lo que vio le puso los pelos de punta. Aquel anciano amable, iba hacia su habitación con un hacha en la mano y unos ojos...una mirada que haría echar a temblar a cualquiera. Corriendo intentó desesperadamente huir, buscó sus zapatos debajo de su cama y notó algo líquido y viscoso en el suelo..se agachó, y vio un cadáver...Pegó un grito. Lo que hizo que los pasos del anciano aumentarán su velocidad. Desesperado, abrió la ventana en el mismo momento que el anciano abrió la puerta, y saltó por ella. Echó a correr por el bosque mientras oía al anciano gritar: -"Puedes escapar de nosotros, pero en la oscuridad estarás eternamente. No puedes huir de tus temores!!". Siguió corriendo, y no paró hasta el amanecer... Por fin encontró la moto. Y el camino de vuelta por el sendero. Cuando se miró el rostro por el retrovisor, parte de su pelo había encanecido..por el miedo de aquella noche. Una noche que jamás olvidaría...Una oscuridad que le ha hecho dormir todas las noches con la luz encendida. Un miedo del que no puede escapar.

LA CURVA MISTERIOSA

Mi tía, un día en el que hablamos de fantasmas y la Santa Compaña (propia de Galicia), me contó que hace unos años, durante un viaje por España, una pareja amiga suya había vivido una sorprendente experiencia. Me contaba que, durante su viaje, vieron una señora mayor pedirles que la llevaran, (la señora llevaba un ramo de flores). La pareja, como es de imaginar, iba delante y la señora subió a la parte trasera del coche. Siguieron el camino, y de pronto la señora dijo: "Tengan cuidado con esa curva que es muy peligrosa, vayan más despacio". La pareja miró hacia delante, y pasada la peligrosa curva, la chica miró hacia atrás para darle las gracias a la señora. Ella gritó a su novio que parase el coche. La señora no estaba. Miraron hacia atrás hacia la curva, y vieron las mismas flores que la señora llevaba atadas al quitamiedos....